La escucha activa
14 septiembre, 2014

La escucha activa

Por redacción puntocomunica
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La escucha activaValencia, 14/09/2014. M.A.Pérez Llopis
Como madre y educadora os invito hoy a que os introduzcáis en el mundo de la escucha activa. En el día a día, en lo cotidiano de nuestras vidas, ¿sabemos escuchar a nuestros hijos?

La escucha activa será una herramienta enormemente útil en nuestra tarea como padres y educadores. Pero antes de todo hay que recordar que no tenemos que intentar a toda costa ser unos padres perfectos, sino que hemos de estar comprometidos con nuestra responsabilidad y deseo de hacerlo lo mejor posible.

La escucha activa no significa escuchar sin más. Supone una manera muy positiva de escuchar para hacer que nuestros hijos hablen con nosotros. A ella va inherente la aceptación. A su vez, favorece magníficas relaciones interpersonales y ayuda a una mejor forma de comprender y acercarse al otro, sin olvidar que al mismo tiempo estamos practicando la empatía.

En la escucha activa atenderemos al mensaje emocional de nuestros hijos y responderemos emocionalmente. Esto ayudará a que no tengan miedo a sus sentimientos negativos y a que resuelva él solo sus problemas poco a poco. Todo ello promoverá que la relación padres-hijos sea mucho más cálida.

Estrategias para convertirse en un buen ‘escucha’
Hemos de intentar ser unos buenos escuchas teniendo una buena capacidad de aceptación al otro. La aceptación la podemos comunicar a través de la “no intervención” y el silencio. También verbalmente utilizaremos los “abrepuertas” de la comunicación (potente técnica para que nuestros hijos hablen): “ya veo como te sientes”, “¡qué interesante!”, “¿te gustaría hablar sobre ello?”, “¿eso te pasó?”, “cuentamé”, “me gustaría escucharte”, “¿ lo hiciste?, “¡qué bien!”.

Cuando nuestros hijos se acercan a contarnos aquello que para ellos es “su problema grandísimo” (aunque a priori a nosotros no nos lo parezca) debemos desear escuchar lo que nos quiere contar; desear ayudar a resolver el problema; aceptar sus sentimientos y tener una capacidad de paciencia, y mucha confianza en que el niño podrá trabajar sus sentimientos. No estaremos practicando la escucha activa cuando respondamos con amenaza, amonestación, orden, mandato, sermón, consejos propios, juicios, críticas, culpas, apodos, ridiculizaciones…

Las claves: actitud abierta, aceptación y empatía
Con nuestra actitud abierta, aceptando y empatizando con nuestros hijos, ellos solos encontrarán ayuda para resolver sus propios problemas o hablar de sus sentimientos. Si siempre utilizamos la escucha activa nuestros hijos mantendrán un equilibrio mental y continuarán cogiendo fuerza y confianza en si mismos. Los niños o adolescentes que no encuentran estas ayudas desarrollan problemas emocionales, frustraciones, confusiones…

Os animo a aquellos que no lo practicabais hasta ahora a que empecéis a entrenar porque escuchar, entender los pensamientos y sentir los sentimientos de nuestros hijos nos enriquecerá mucho a toda la familia.

Mª Ángeles Pérez Llopis es licenciada en Ciencias de la Educación, máster en Dificultades del Aprendizaje. En breve estará disponible su weblog sobre educación. Os mantendremos informados.

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