23 septiembre, 2014

La Filmoteca de CulturArts inicia un ciclo sobre Buster Keaton

Por redacción puntocomunica
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La Filmoteca de CulturArts inicia un ciclo sobre Buster KeatonValencia, 23/09/2014
La Filmoteca de CulturArts IVAC inicia hoy martes 23 de septiembre, a las 20 horas, en la sala Luis G. Berlanga, una extensa retrospectiva sobre el cineasta y actor cómico norteamericano Buster Keaton, con la proyección de un programa doble conformado por el cortometraje Una semana (1920) dirigido por el propio Buster Keaton y Edward Kline, y el largometraje Pasión y boda de Pamplinas (1920) de Herbert Blaché y Winchell Smith.

Conformado por 26 películas, el ciclo de Buster Keaton incluye la práctica totalidad de su filmografía perteneciente al período mudo: los doce largometrajes que dirigió y protagonizó y la mayoría de sus cortometrajes. En el ciclo podrán verse sus películas más representativas, que han quedado como grandes clásicos del cine mudo y la comedia de Hollywood, como El maquinista e la General (1926), El navegante (1924), El héroe del río (1924), El moderno Sherlock Holmes (1924) o La ley de la hospitalidad (1923). Los 12 largometrajes que Buster Keaton realizó entre 1923 y 1926 han sido considerados como los mejores de su carrera.

Nacido el 4 de octubre de 1895, en Piqua, un pequeño pueblo de Kansas, Joseph Frank Keaton era hijo de unos cómicos ambulantes que realizaban números acrobáticos y posteriormente harían carrera en el vodevil. Apenas aprende a caminar, Keaton se integra en el espectáculo de sus padres. El escapista Harry Houdini, que actuaba en el mismo circuito de espectáculos, fue quien le puso el apodo de Buster, después de verlo caerse por las escaleras sin hacerse daño, puesto que exclamó: «That was a real buster!», que podría traducirse por: «¡Menuda caída!». Durante su infancia, el joven cómico descubrió que el público se reía más cuando no reaccionaba a los desastres que le sucedían y se limitaba a quedarse quieto, con los labios apretados y la mirada interrogante.

Atraído por el cine, el cómico decide abandonar el music-hall en 1917 y participa en su primera película, El carnicero (1917), dirigida por el popular actor cómico Fatty Arbuckle, con quien colaboraría en varias películas. En Pasión y boda de Pamplinas (1920), realiza su primera actuación importante interpretando a un rico heredero cuya soledad lo lleva a encerrarse en un obstinado mutismo.

Entre 1920 y 1928 escribe dirige y protagoniza diecinueve cortometrajes, entre los que destacan Una semana (1920) y La mudanza (1922). En ellos daba vida a un personaje en constante lucha con la realidad que le rodeaba y a la cual no siempre le era fácil adaptarse. La originalidad de su estilo se manifestó desde su primer largometraje, Las tres edades (1923), una parodia de Intolerancia, de Griffith.

Durante la años veinte rodó otros once largometrajes, entre los que se hallan algunas obras maestras de la historia del cine, como La ley de la hospitalidad (1923), El navegante (1924), El maquinista de la General (1927), Cameraman (1928) y El comparsa (1929). Su productora se disolvió en 1928 y Keaton firmó entonces un contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer, que supondría el inicio de la decadencia de su trayectoria artística y la pérdida de la libertad creativa que había mantenido en su trabajo como actor y director desde sus inicios.

Buster Keaton intentó adaptarse sin éxito a las nuevas exigencias del cine sonoro y su carrera entró en declive a partir de De frente, marchen (1931). Desde 1939 se dedicó a parodiar los éxitos de su época dorada, y los únicos papeles interesantes que interpretó fueron el payaso musical de Candilejas (1952), la última película de Charles Chaplin, y el simbólico panadero suicida de L’incantevole nemica (1953), de Claudio Gora. También intervino en El crepúsculo de los dioses (1950), de Billy Wilder, con un pequeñísimo papel en el que hacía de antigua gloria del cine.

A partir de los años cincuenta, cuando sus viejos filmes volvieron a proyectarse, recobró su popularidad y pudo intervenir en películas importantes como la comedia El mundo está loco, loco, loco (1963) de Stanley Kramer, y La vuelta al mundo en ochenta días (1956) de Michael Anderson, donde donde interpreta el papel del jefe del tren, en claro homenaje a su película El maquinista de la General. Su última aparición en la pantalla fue en un episódico y breve papel en Golfus de Roma (1966) de Richard Lester, muy poco antes de su fallecimiento el 1 de febrero de 1966 en Los Angeles. Cinco meses antes de su fallecimiento, el actor había presentado en la Mostra de Venecia el cortometraje Film (1964), escrito por Samuel Beckett y dirigido por Alan Schneider. Sería su primera y única participación en un papel dramático.

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