La compañía Patrícia Pardo celebra sus 10 años en el escenario del Rialto
Alaquàs, 26/04/2017
El Teatro Rialto presenta este fin de semana el espectáculo ‘El fandango de Marx‘, de la compañía Patrícia Pardo, que este año celebra una década sobre los escenarios.
El director adjunto de Artes Escénicas del IVC, Roberto García, ha destacado en la presentación del espectáculo que «Patrícia Pardo es una creadora escénica contemporánea con voz propia que trabaja en la transversalidad de muchos lenguajes«. Junto a Roberto García han estado la directora Adjunta de Música y Cultura popular valenciana del IVC, Marga Landete, la directora de la compañía Patrícia Pardo y director de la Banda Sinfónica de la Unió Musical d’Alaquàs, Enric Parreño. Las representaciones en el Teatre Rialto estarán acompañadas por la Banda Sinfónica de la Unió Musical d’Alaquàs, dirigida por Enric Parreño.
La directora de la compañía ha afirmado que «se trata de una ocasión especial por lo que contamos en cada función con 30 músicos de la Banda Simfònica de Alaquàs. Una ocasión ideal para acercar al público teatral a la música y viceversa». Marga Landete ha añadido que este tipo de espectáculos en los que se trabaja en conjunto el teatro y la música «contribuyen a modernizar la imagen de las bandas de música».
‘El fandango de Marx’ es un canto a la periferia y a la bienvenida de los migrantes, a través de una radiografía del mundo obrero valenciano de los 80. Cuatro sillas, una guitarra y dos peonzas. A la Compañía Patrícia Pardo no le hace falta más escenografía para poner en pie su obra ‘El fandango de Marx’, con la que celebran una década en los escenarios y veinte años desde que la propia Patrícia Pardo debutó como profesional.
‘El fandango de Marx’ combina la gestualidad del clown y los malabares y equilibrios circenses con el teatro delirante, salpicado de música tradicional valenciana (jotas, fandangos, malagueñas, cant d’estil) interpretada en escena por Begoña Tena.
‘El fandango de Marx’ traslada a la periferia de la València de los años 80 y 90 para ver cómo crecen, juegan y se educan los hijos de los obreros. Quedan atrás la violencia física y la jerarquización del poder de los años pasados. Los padres anteponen la creatividad, la cultura y el arte contra la herencia de la Dictadura y las injusticias sociales. La obra huye de la nostalgia y reflexiona, también, sobre cómo ha evolucionado el pensamiento de algunos de esos obreros de entonces ante el proceso migratorio actual. La crítica, además, apunta al cinismo de determinados medios de comunicación y periodistas a la hora de retratar (y justificar) las desigualdades existentes.
Humor delirante y responsabilidad social. Las risas que provocan los payasos con sus tortas y caídas y la emoción de equilibrios imposibles y malabares que hipnotizan. Diálogos con réplicas disparatadas interrumpidos por canciones tradicionales valencianas interpretadas en directo con el apoyo de una banda sinfónica. Son algunos de los ingredientes de un montaje conmovedor, divertido y muy físico que engloba en toda su amplitud aquello que conocemos como artes escénicas.
