Filmoteca_Imitacion_a_la_vida
26 noviembre, 2020

La Filmoteca Valenciana presenta ‘Imitación a la vida’

Por redacción puntocomunica
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  • Será presentada por Carlos Losilla de la revista ‘Caimán’
  • La sesión será el jueves 26 a las 18 horas

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Valencia, 26/11/2020
Dentro de la presente edición de los ‘Básicos Filmoteca‘, dedicada al ‘remake’, entre el jueves 26 y el domingo 29 se podrán ver las dos versiones de ‘Imitation of Life‘: la dirigida por John M. Stahl en 1934 (traducida en España como ‘Imitación de la vida’) y el ‘remake’ de Douglas Sirk de 1959, que en nuestro país se tituló ‘Imitación a la vida’.

El crítico Carlos Losilla presentará el jueves 26 a las 18 horas la versión dirigida por John M. Stahl. Se trata de la tercera película de Stahl que Douglas Sirk versionó en los 50, tras ‘Magnificent Obsession’ e ‘Interludio de amor’. Una cita para analizar dos aproximaciones de estilos muy diferentes a un mismo argumento. Y, quizás, también para reflexionar sobre la puesta en escena del cine clásico -si es que existe tal cosa- y de las rupturas manieristas de los años 50, de la mano de uno de los críticos españoles que más y mejor ha reflexionado sobre los flujos de la historia del cine.

Carlos Losilla es ensayista, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y de la ESCAC, y miembro del consejo de redacción de ‘Caimán Cuadernos de Cine’ y de ‘La Furia Umana’. Entre sus últimos libros destaca ‘La invención de la modernidad’ (Cátedra, 2012) y una monografía sobre Raoul Walsh publicada este mismo año.

En ‘La invención de Hollywood’ Carlos Losilla exponía su heterodoxa visión del clasicismo: «Hollywood también es un invento de los eruditos. David Bordwell, en ‘El cine clásico de Hollywood’, legitima el estilo ‘clasicista’ e incluso le otorga un período dinástico (1930-1960) sin apenas preocuparse por las distintas corrientes subterráneas que transitan ese vasto océano.

Del mismo modo que los cinéfilos y cinéfilas han inventado el Hollywood de la nostalgia, el mundo académico ha hurgado en su chistera para dar forma a un cine clásico entendido como sistema cerrado de escritura, la variante principal de lo que Nöel Burch llamó ‘Modo de Representación Institucional’. Incapaz de ajustarse a esos baremos, el cine americano de esa época es multiforme y variado, incluso pone en duda que algún día existiera en su seno un canon clásico.

El propio hecho de que muchos sigamos llamándolo ‘americano’ -y no ‘norteamericano’ o ‘estadounidense’- delata su condición evanescente y volátil: un estado mental cuyos componentes míticos se desplazan con demasiada fluidez como para atender a cualquier tipo de clasificación rígida».

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