27 noviembre, 2025

Los adolescentes sienten una fuerte presión social y digital que les exige mostrarse perfectos y aceptados

Por redacción puntocomunica
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  • Según un nuevo informe del Observatorio Español de la Salud Mental Infanto-Juvenil los jóvenes sienten que deben mostrarse siempre felices y ocultar su vulnerabilidad mientras que las familias reclaman mayor educación emocional en la escuela y el hogar
  • En este estudio han participado cerca de 200 niños, adolescentes y familias de Castilla-La Mancha, Murcia y Comunidad Valenciana

Valencia, 27/11/2025
“Comprendiendo el malestar emocional” es el título del nuevo informe que hace público hoy el Observatorio Español de la Salud Mental Infanto-Juvenil (OBSERVAINFANCIA). Se trata del quinto estudio del proyecto Estado emocional de los niños y adolescentes españoles, EMO-CHILD, que está recogiendo medidas sobre hábitos y salud mental entre escolares de Primaria y Secundaria en todo el territorio español. En esta ocasión propone abrir una ventana al mundo emocional de niños, adolescentes y de sus familias, con el fin de comprender cómo viven, sienten y narran su bienestar.

A partir del análisis de veinte grupos focales en los que han participado cerca de doscientos niños, adolescentes y familias de Castilla-La Mancha, Murcia y Comunidad Valenciana, en los que se ha tenido ocasión de debatir extensamente, se llega a la conclusión de que la gestión del malestar se configura de manera distinta según la edad, pero con elementos comunes.

Por ejemplo, los niños y niñas de Primaria suelen expresar lo que sienten y buscan apoyo inmediato en su familia o amigos, mientras que en la adolescencia emerge con fuerza la presión social y digital; los jóvenes sienten que deben mostrarse felices, perfectos y aceptados y por tanto que deben ocultar la vulnerabilidad.

“Esta norma social de “estar bien siempre” refuerza el estigma hacia las emociones negativas y favorece el silencio emocional. Aunque recurren a sus amistades como principal sostén, el apoyo no siempre resulta suficiente frente a la sobrecarga que generan las redes sociales y las expectativas académicas” explica José Pedro Espada, catedrático de la Universidad Miguel Hernández y uno de los autores del informe.

Ante esto, las familias coinciden en señalar la falta de herramientas emocionales en los menores y reclaman mayor educación emocional en la escuela y en el hogar.

Se observa un nivel alto de sensibilidad ante el malestar, especialmente en la adolescencia, donde la frustración o el conflicto suelen vivirse con intensidad y baja tolerancia. Predomina la tendencia a evitar el malestar o a ocultarlo, más que a gestionarlo de forma consciente. Entre las principales causas identificadas, destacan: la presión social y digital, las exigencias académicas, la falta de tiempo familiar, los conflictos interpersonales y la inseguridad emocional.

“La gestión del malestar supone un reto común en la infancia y la adolescencia, aunque se manifiesta de forma distinta según la etapa evolutiva. En la niñez, la confianza en el entorno más cercano y la espontaneidad en la expresión emocional permiten un mejor afrontamiento. En la adolescencia, en cambio, la presión social y digital son variables que llevan a silenciar el malestar y a vivirlo en soledad, aumentando la vulnerabilidad emocional” añade Espada.

Claves para la acción: impulsar la educación emocional desde la infancia

Educar las emociones desde pequeños. Esta es una de las principales claves para la acción que se desprende de este informe, incorporando de forma sistemática en los colegios programas de identificación, expresión y regulación de emociones; además de fortalecer el acompañamiento familiar fomentando redes de apoyo comunitario y promoviendo un uso saludable de la tecnología.

“En general, aprender a manejar los momentos de malestar es algo muy importante para la adaptación de niños y adolescentes. Esto no resulta fácil, ya que muchas veces sienten la presión de los cambios sociales potenciados por el entorno digital, lo que puede generar más confusión y dificultad para sentirse bien” concluye José Pedro Espada.

Es por ello que, a modo de propuestas, este quinto informe EMO-CHILD propone, entre otras sugerencias, acompañar sin sobreproteger dando apoyo y escucha, pero también generando espacio para que desarrollen autonomía emocional.

Asimismo, se recomienda hablar del malestar sin tabúes, creando espacios seguros donde niños y adolescentes puedan expresarse sin miedo a ser juzgados y usar la tecnología con equilibrio, enseñando a aprovechar lo positivo sin quedar atrapados en la comparación o la presión social.
Plataforma de vigilancia epidemiológica de la salud mental
El Observatorio Español de la Salud Mental Infanto-juvenil (OBSERVAINFANCIA) es una plataforma de vigilancia epidemiológica de la salud mental que surge del proyecto de investigación EmoChild, un estudio financiado por la Conselleria de Educación, Universidades y Empleo de la Generalitat Valenciana, en su convocatoria para grupos de investigación de excelencia (CIPROM 2021/031). Está desarrollado y gestionado por el grupo de investigación AITANA de la Universidad Miguel Hernández.

Más información e informes anteriores en:
https://observainfancia.es/
https://proyectoemochild.org/