Los residuos también queman: el abandono de desechos como detonante invisible de los incendios forestales en Europa
- El informe ‘Incendios extremos e inapagables’ de WWF alerta sobre el aumento de fuegos de alta intensidad en Europa, impulsados por el calentamiento global, la degradación ambiental y la falta de gestión de las zonas rurales
- “Si queremos bosques vivos, necesitamos cambiar nuestros hábitos. Reutilizar no es solo una cuestión de residuos, es una forma de cuidar lo que todavía podemos preservar”, asegura Meritxell Hernández, fundadora y CEO de Roll’eat, empresa pionera en el diseño y creación de envoltorios sostenibles para alimentos en España

Los incendios forestales se han convertido en uno de los principales enemigos de los ecosistemas mediterráneos. En su informe Incendios extremos e inapagables de 2023, WWF advierte que el número de incendios de alta intensidad ha aumentado drásticamente en los últimos años, alimentados por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la acumulación de material inflamable en bosques y zonas rurales.
Solo en Europa, durante el verano de 2022, se quemaron más de 800.000 hectáreas de terreno, una superficie equivalente a más de cinco veces la ciudad de Madrid. En España, el 90% de los incendios están causados por la actividad humana directa o indirectamente, siendo los residuos abandonados —especialmente plásticos, papel, vidrios o latas— un factor agravante que facilita el inicio o la propagación del fuego.
La conexión entre residuos y riesgo de incendio es especialmente crítica en zonas de alta afluencia durante los meses de calor, como parques naturales, áreas de picnic o rutas de senderismo. “Muchos de los residuos que se generan en actividades cotidianas, como comidas al aire libre o excursiones, terminan abandonados en el entorno natural. Cuando aumentan las temperaturas se convierten en una amenaza real”, explica Meritxell Hernández, fundadora y CEO de Roll’eat.
En estos espacios, la presencia de basura desechada de forma irresponsable no solo degrada el entorno, sino que actúa como combustible disponible en un escenario de sequía o viento fuerte. Evitar esa acumulación es una responsabilidad compartida que comienza en el consumo diario.
Prevención y reutilización para reducir riesgos
El informe de WWF subraya que la restauración ecológica debe ir acompañada de una gestión sostenible de los residuos y de un cambio en los patrones de consumo. En este contexto, acciones aparentemente pequeñas, como reducir el uso de envases de un solo uso, pueden tener un efecto multiplicador positivo en la salud de los bosques.
“Reutilizar un envoltorio no va a apagar un incendio, pero sí puede evitar que empiece. La prevención también pasa por eliminar fuentes de riesgo”, asegura la CEO de Roll’eat. Desde su compromiso con la sostenibilidad, la empresa promueve el uso de productos reutilizables diseñados para reemplazar envoltorios de un solo uso, que no solo contaminan, sino que también representan un riesgo en zonas forestales si no se gestionan adecuadamente.
Losincendios no solo destruyen bosques, también reducen su capacidad de mitigar el cambio climático y afectan gravemente a la salud humana, según se explica en el informe. Además del impacto ambiental, los incendios suman otras consecuencias sociales y económicas. Las emisiones derivadas afectan a comunidades vulnerables y provocan pérdidas irreparables de biodiversidad.
“La gravedad del asunto ha hecho que pongamos el foco no solo en nuestros productos, sino también en el fomento de hábitos sostenibles y en la educación ambiental, colaborando con escuelas y administraciones locales en programas de concienciación”, añade Hernández.
“La prevención ha de entenderse de forma amplia, integrando políticas públicas, restauración ecológica y un cambio cultural profundo en nuestra relación con los recursos”, insiste Meritxell. “Si queremos bosques vivos, necesitamos cambiar nuestros hábitos. Reutilizar no es solo una cuestión de residuos, es una forma de cuidar lo que todavía podemos preservar”.