CMazon_9d'octubre
9 octubre, 2023

Discurso institucional del President de la Generalitat con motivo del 9 d’Octubre

Por redacción puntocomunica
Share

Día de la Comunitat Valenciana

  • Carlos Mazón ha presidido la entrega de las distinciones que concede la Generalitat en el Dia de la Comunitat Valenciana

CMazon_9d'octubre
Ante los acontecimientos a los que hemos asistido con dolor e indignación en estas últimas horas, permítanme un breve paréntesis inicial para expresar, en nombre de la Generalitat Valenciana, la más firme condena a los actos terroristas acaecidos en territorio de Israel.

Hoy nuestro pensamiento está con todas las víctimas. Nos sentimos al lado de todas las familias que a esta hora todavía sufren las consecuencias del sinsentido y el fanatismo. Como siempre nos hemos sentido los demócratas, en cualquier parte del mundo y ante cualquiera de las indeseables manifestaciones de una lacra que un día habrá de terminar.

Responsabilidad. Humildad. Honor.
He querido que estas tres palabras fueran las primeras en este solemne acto, primer 9 d’Octubre como President de la Generalitat Valenciana.

Como ciudadano de esta Comunitat, soy consciente de la alta responsabilidad otorgada por los valencianos hace apenas unos meses. A su decisión -libre y soberana – debo el inmenso honor de presidir hoy esta institución.

Una obligación que asumí con la misma humildad con la que hoy me dirijo a todos ellos y a todos ustedes. Con humildad, pero también con convicción.

Convicción para seguir avanzando en el desarrollo de nuestro autogobierno, que tanto ha aportado al progreso de los valencianos y del conjunto de España.

Y también con el compromiso de hacerlo con la ayuda de todos y desde un escrupuloso sentido de servicio público, respeto a la pluralidad, y defensa de las instituciones y de nuestras señas de identidad.

Es 9 d’octubre y, como cada año, no se engalana sólo esta casa. Presidido por la misma Senyera, es 9 d’octubre en Alicante y en Alcoy; es 9 d’Octubre en Gandía o Ademuz; es 9 d’Octubre en Vinaròs y en Almedíjar.

Es el día de nuestra gran fiesta, la de todos los habitantes de esta tierra. La fiesta de una Comunitat grande, abierta y hospitalaria, donde caben todos los que quieran sentirse en casa. Como quieran sentirse, como quieran expresar su manera de ver la vida, como quieran construir su proyecto personal.

Porque aquí serán un valenciano más si así lo quieren. Uno más entre todos los que nos sentimos valencianos en cualquiera de las cinco millones de maneras que hay de vivir ese sentimiento de pertenencia a un proyecto cargado de historia, de presente y de futuro.

Un proyecto con 5 millones de maneras de sentirlo, y donde todas valen por igual.

Porque somos ese pueblo que, desde una larga y fecunda historia que se acerca a los 800 años, ha cimentado una sólida impronta de modernidad, ansias de progreso y voluntad de transformación.

Palancas que queremos seguir impulsando:

Para generar nuevos espacios de mayor apertura y mejor convivencia.

Para promover entornos acogedores y libres.

Para consolidar, en definitiva, nuestra condición de tierra fértil para las oportunidades y para ese progreso económico y social que ha de alcanzar al conjunto de los ciudadanos sin distinción y, de forma especial, a las personas más desfavorecidas.

Porque lo que queremos es un futuro justo, libre e igual para todos.

Hacerlo posible pasa por seguir mostrando firmeza en las reivindicaciones, unidad en las acciones y visión de altura para identificar las mejores soluciones.

Porque esta tierra necesita una solución a nuestro déficit de financiación.

Una solución satisfactoria, no cualquier solución.

Y una respuesta en materia de inversiones que sea acorde al peso y proyección de la economía valenciana.

Una adecuada respuesta, no una respuesta cualquiera.

Y necesitamos sentido de estado a la hora de fijar y priorizar infraestructuras estratégicas como la ampliación del Puerto de Valencia, que no es un capricho autonómico, sino una necesidad de toda España.

Como el Corredor Mediterráneo no es una cuestión de los ciudadanos de Alicante, Valencia y Castellón, sino del desarrollo de hasta cuatro comunidades que tienen el derecho a mejorar su conexión económica con el corazón de los principales mercados de Europa y África.

Y queremos, porque la necesitamos, una respuesta sensata y sostenible al problema del agua en provincias como la de Alicante, que aplique los principios constitucionales de justicia distributiva y solidaridad entre regiones.

Y una respuesta para nuestra industria, y permítanme que destaque a la industria cerámica, especialmente desatendida a pesar de su contribución estratégica a la riqueza común.

Ninguna de las grandes materias que he citado son cuestión de dinero o de recursos, aunque lo sean. Son cuestión de personas.

Nuestra reclamación de más recursos no empieza y termina en una cuenta de debe y haber. Distribuir recursos es distribuir oportunidades. Y detrás de cada oportunidad hay una persona.

Hoy reivindicamos nuestras legítimas aspiraciones, pero nuestro objetivo es cumplir con expectativas igualmente legítimas.

–    Las expectativas de una sanidad pública que merece ser dignificada,
–    Las de unos sanitarios, que merecen atención y reconocimiento.
–    Las vinculadas a las necesidades de unos servicios sociales que deben ser dignos al fin,
–    Las de nuestros mayores y las personas más vulnerables.
–    Las de aquellos que llevan años esperando una política de vivienda que de verdad funcione;
–    Las de una educación de futuro para nuestros hijos,
–    Las expectativas de nuestros jóvenes, que esperan de su gobierno algo más que palabras.

Para cumplir con esas expectativas no es suficiente con la petición de más recursos, sino con la garantía de una gestión eficiente que avale nuestros propios argumentos.

Más autonomía es simplificar los procedimientos a personas y empresas.

Más autonomía es más protección para las mujeres.

Más autonomía es más seguridad en nuestras calles.

Más autonomía es soberanía energética.

Más autonomía para reivindicar, de forma unitaria, el derecho civil valenciano, una iniciativa justa en clave valenciana y que hemos de conseguir desde aquí, nosotros.

Por tanto, la Generalitat quiere ser una referencia para los que creen que la trayectoria del pasado y la labor que le queda por delante a nuestro autogobierno merecen ser dignificadas.

Una Generalitat donde se reconozcan todos los ciudadanos de las tres provincias, y que reivindique siempre el interés de todos por encima del de unos pocos.

Creo, con toda sinceridad, que la magnitud de los retos que tenemos por delante es equivalente a la cantidad de oportunidades que representa cada uno de ellos.

Pero las oportunidades nunca llegan sin esfuerzo, sin sacrificio. Por eso es crucial apostar por un clima institucional y político que aporte seguridad y confianza a nuestros ciudadanos.

Un reto que nos convoca a los servidores públicos y que está directamente relacionado con nuestro papel en las instituciones y nuestro compromiso con lo que representan.

En nuestro paso por ellas -que necesariamente es efímero y puntual- no se puede prescindir de los valores asociados a la institución. Valores como objetividad en el cumplimiento del interés general, imparcialidad, eficiencia y equidad.

Creo, honestamente, que los políticos debemos atender a los valores que definen las instituciones por las que pasamos, y no a los dictados de la refriega partidaria.

Por eso, en un día como este, me parece oportuno y justo reconocer que, aun siendo con un nuevo Consell de la Generalitat, un acto como el de hoy está asentado en la historia y la tradición de aquellos que nos han precedido.

Por muchas discrepancias y diferencias ideológicas que puedan haber existido, en las actuales reivindicaciones de este pueblo sigue presente la memoria de todos aquellos que, en otro momento, fueron designados por los ciudadanos para alzar su voz en nombre de las legítimas aspiraciones de nuestra tierra.

Mi reconocimiento por ello a todos y a cada uno de los Presidents, miembros de los Consells y parlamentarios de la etapa democrática valenciana.

Representantes, desde su ideología, de la pluralidad democrática, la diversidad ideológica y la normalidad en las alternancias de los distintos gobiernos que, desde hace más de 40 años, los ciudadanos de la Comunitat Valenciana han elegido en las urnas.

No hay un pasado de unos y un pasado de otros. Hay un pasado compartido.

No hay un presente que discurra a un lado de la calle y otro que discurra en su contrario. El mismo presente nos acoge a todos.

No hay un futuro por el que valga la pena pelear si no es un futuro que nos acoja a todos.

No puede ser de otro modo: las instituciones deben ser el reflejo de la sociedad -que es plural- y de las inquietudes de los ciudadanos, que son diversas.
En su día, con esa premisa, los valencianos nos dotamos de una arquitectura institucional, la de la Generalitat, diseñada con la perspectiva del consenso de la inmensa mayoría de la sociedad.

Hoy quiero hacer un llamamiento a todos para que no abandonemos esa perspectiva. Ha sido fructífera. Es la que ansía la inmensa mayoría de la sociedad. Será la que nos lleve a nuevas cotas de progreso y bienestar.

Mantengámosla, cuidémosla. Hacer lo contrario sería manipular ese espejo de inquietudes, y proyectar una imagen deformada de la realidad del día a día de nuestros ciudadanos.

La perspectiva del consenso siempre nos ha permitido avanzar. La del conflicto siempre nos va a paralizar.

Decidir seguir avanzando es elegir la perspectiva de la normalidad.

Una perspectiva abierta, tolerante, sin asfixias. La que no necesita copiar o inspirarse en otras hojas de ruta territoriales que poco o nada se parecen a la fijada en el espíritu y la letra de nuestro Estatuto.

En nuestro mano, en la mano de todos los valencianos, está la posibilidad de proyectar el afecto y la estima por nuestras señas de identidad. Recuperando la sensibilidad de consenso. Reeditando el propósito de que el trabajo de las instituciones esté basado en la rica, diversa y genuina diversidad de nuestra identidad y nuestro idioma, el valenciano.

Me niego a pensar que la diversidad de esta tierra tenga propietarios.

Nuestra diversidad es la rica y variada realidad de lo que somos, valencianos y españoles.

Nuestra diversidad no tiene más garante que la normalidad que debe marcar la vida en las calles de Alicante, el trabajo en las empresas de Castellón, la colaboración en nuestros centros tecnológicos y de investigación de Valencia y la formación en nuestras escuelas y en nuestras universidades de cualquiera de las tres provincias.

Por eso hoy, en la trayectoria de los premiados que reconocemos, palpita esa diversidad de talento y esa normalidad cotidiana del trabajo, el esfuerzo y la pasión por un proyecto.

Hace casi un siglo, otro valenciano ilustre como vosotros, alicantino para más señas, me refiero a Azorín decía lo siguiente:

“Valencia ha sido fecunda en la universalidad humana. En todos los lugares del planeta, por dondequiera que caminemos, encontraremos hermanos nuestros en el trabajo, puesto que todos los que trabajan, y sufren, y alientan por un ideal de Justicia y de Progreso, son nuestros hermanos. Pensemos en ellos. De lo particular -que es nuestra tierra- elevémonos a lo universal. La contemplación de nuestros paisajes nos hará sentir mejor los paisajes de otras patrias.”

Cada una de las personas y entidades premiadas han construido su biografía y su trayectoria sin perder de vista esa premisa azoriniana.

Han actuado pensando en los demás, que es la única manera de pensar para crecer y seguir avanzando.

Así lo hacemos en esta tierra: desde la generosidad, desde la Comunitat Valenciana para todo el mundo.

Trabajando por el desarrollo económico, por la calidad de vida, por la solidaridad, demostrando un contrastado amor por lo propio, pero no un amor egoísta, un amor irritado y huraño, como advertía Azorín.

Cada esfuerzo individual es necesario, pero ninguno de ellos por separado supera el resultado de la suma de todos ellos.

Hoy distinguimos la suma de todos vuestros esfuerzos, la suma de todos los latidos. Y su resultado. Un resultado que multiplica la suma de lo realizado.

Ese es el camino que ha sido siempre beneficioso para la Comunitat Valenciana.

Nuestra tierra quiere vivir y progresar en un mundo global, un mundo multilateral, y queremos que nuestro territorio, nuestro comercio, nuestra industria, nuestras Universidades, compitan y colaboren de forma generosa.

No hay dueños de la pluralidad territorial. Nosotros somos también parte de esa pluralidad, como acredita este Palau, con una historia milenaria, con un pasado que demuestra que la Generalitat Valenciana es una institución que se asienta en fundamentos muy sólidos, y quiere seguir viviendo en la apertura, sin exclusiones.

El auténtico protagonismo no es hoy, el de este discurso. El protagonismo es el de los premiados.

Hoy es vuestro premio, porque los premiados, de sus actitudes, de su trayectoria, de sus primeros pasos y de sus éxitos, de sus dificultades y de la manera que consiguieron regatearlas, nos refleja cómo somos.

Es la Comunitat Valenciana tal cual es. No la que sólo algunos quieren que sea. No un relato interesado y deformado para que parezca lo que no es y se imponga una caricatura que, en realidad, jamás existió.

Esa tentación totalitaria de definir el canon de cómo son las sociedades, y cómo tienen que pensar y comportarse, no ha desaparecido en nuestros días.

Afortunadamente para todos, sois vosotros, día a día, los que demostráis que no hay una única manera de expresar el talento, ni un camino exclusivo para llegar a la excelencia, o en el ejercicio de la solidaridad.

En la soledad de una mesa escribiendo la letra de una canción.

Al aire libre, pasando frío o calor, en un polideportivo entrenando niños…

En un viaje a una Feria para promocionar vuestros productos…

Esa es la realidad de la Comunitat Valenciana real con la que me identifico…

Sois nuestra principal riqueza. Vosotros sois el premio.

La letra de nuestro himno identificaba hace más de un siglo el campo y el taller como los espacios desde los que cultivar la riqueza, “ja en el taller i en el camp remoregen”, y convocaba a despertar esas energías colectivas, “valencians en peu alcem-se”.

Hoy, el taller y el campo de principios del siglo XX tendrían que transformarse en la letra del himno en las fábricas, en los hospitales, en los escenarios, en las instalaciones deportivas donde se entrena para el éxito y también para las derrotas.

Esa perspectiva no caduca, hay valores que conviene reiterar, y objetivos colectivos que siempre vale la pena repetir.

Porque la convocatoria colectiva, no consiste tan solo en efectuar una proclama anual que se agote al acabar el día.

Los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, representados hoy aquí por las personas y entidades premiadas, levantarán, también mañana, la persiana. Y la mañana les alcanzará despiertos, en pie, convocados un día más por el talento, la creatividad y el esfuerzo.

Ante el espejo en un camerino, en un estudio de grabación, en un gimnasio, en un polígono industrial, en la oficina de una empresa familiar, la Comunidad Valenciana se levanta cada día con la perspectiva inagotable de nuestra generosidad.

Porque hay perspectivas que no caducan. Y valores que no se doblan. Y palabras que siempre merece la pena repetir.

Con tres palabras inicié esta intervención. Con otros tres valores quiero concluirla.

Igualdad, para crecer, para seguir aportando al desarrollo de España.

Unidad, para que se nos escuche mejor.

Libertad, para ser, para sentir y pensar, para vivir sin miedos ni imposiciones.

Libre.

Como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar.

Libre.

Como el viento que recoge mi lamento y mi pesar

Camino sin cesar detrás de la verdad

Y sabré lo que es, al fin, la libertad.

Feliç Nou d’Octubre

Print Friendly, PDF & Email