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5 noviembre, 2022

English made easy (‘A Tale of Two Cities’)

Por redacción puntocomunica
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Solo existe una cosa que hace que tu sueño sea imposible de lograr: el miedo al fracaso” (Paulo Coelho).

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Corría el año 2016 cuando en una minúscula calle de Mislata (Valencia) echaba a andar una academia de inglés que sigilosamente buscaba acomodo entre las gentes del lugar. Allí, en la calle San Carlos, aunque bien pudiera ser Oxford Street, un chaval, imberbe entonces, acometía la más excitante de sus primigenias aventuras, una aventura estudiada, pensada y ejecutada con la precisión y asepsia de un eminente cirujano.

Tenía 13 años cuando siguió a su madre Karen , y ésta a sus padres hasta la siempre benigna y acogedora Alicante. Atrás dejaba su nativa Kent, la Kent mecida y acunada por la cultura y la historia de la cercana Canterbury, y por los acantilados blancos de Dover. Atrás dejaba sus juegos de niño y enfilaba sus sueños de jovencito recién confirmado en la vida. Se quedó aparcado el aroma y la esencia de los paisajes bucólicos de la campiña inglesa, la campiña de las casitas acogedoras, de los jardines rebosantes de colorido, la de las novelas pastoriles. Quedó pendiente visitar Stratford-up-Avon y la casa del genial Shakespeare, pero sí cogimos el autobús 24 de Hampstead Heath a Pimlico pasando por Camden Town; Londres y su City, Londres y su barrio de Notting Hill con su famoso mercadillo de los sábados, el mercadillo de Portobello Road. Londres y sus librerías con esos ejemplares en lengua inglesa de tapa dura que de forma hipnótica nos cautivaron. Libros de Jhon Milton, el del paraíso perdido, Oscar Wilde, Alexander Pope, William Blake, Virginia Woolf, Ken Follet, Agatha Christie, Charles Dickens, William Wordsworth y su ‘Oda a la Inmortalidad’,…

Y a través de la literatura y de la vida Oliver James Gutridge se embarcó en un viaje iniciático que aún continua en su punto más álgido. Y utilizando el título de una novela de Dickens escribió la ‘Historia de dos ciudades’ ( ‘A Tale of Two Cities’), Kent y Valencia.

Oliver persiguió con ahínco y denuedo su primerizos anhelos. Abandonó sus estudios de Química, se desvinculó de Lavoisier, de Dalton, de Avogadro, de Dmitri Mendeleev y su Tabla Periódica, y sobre todo dejó de lado a su paisana Dorothy Hodgkin, la única mujer británica que ha ganado un premio Nobel en Ciencias.

Se fue a Middlesbrough, al ‘Boro’, a ejercer de interprete de un jugador español y allí se vio haciendo distintas colaboraciones. Aquella experiencia bilingüista le dotó de nuevas miras, y tras regresar a España surge la idea de abrir y gestionar una academia de inglés, su idioma de cuna, de abolengo, de herencia y vivencia. Tras un minucioso y elaborado estudio de mercado ve que la valenciana Mislata cumple con todos los requisitos para dar el salto: densidad de población, cercanía con la gran ciudad,…Oliver nunca, pese a su juventud, rehúsa el riesgo; lo evalúa, lo valora y lo termina gestionando de la mejor de las maneras; es un aventurero pero cauto, y sobre todo racional, muy racional, tal vez eso le venga de su lugar de procedencia.

Y el germen de ‘English Made Easy’ (‘el inglés hecho fácil’) tomó fondo y forma. Los inicios fueron difíciles, complejos, la obra acometida en el local fue de órdago, pero allí que estuvo él, cuan personaje artúrico, o como un cantero más de cualquiera de las celebérrimas novelas de Ken Follet. Él sabe lo que cuestan las cosas, ha surgido y ha salido de abajo y eso le ha enriquecido sobremanera; al igual que la lectura, una de sus grandes aficiones, junto al fútbol y el pádel, convertida hace ya tiempo en pasión. Lector impenitente e incorregible. Nunca lo dejes, amigo mio.

El inglés es la lengua de intercambio por excelencia, cuenta con 1.348 millones de hablantes, de los que 379 millones son nativos. Su importancia es capital, y su presencia en nuestras vidas es diaria y cotidiana. Cuando surgió la Torre de Babel Dios la llamó directamente Babel’Tower, así sin más.

Oliver no sólo abrió una academia, abrió un lugar de buenas y cercanas sensaciones, un sitio donde todos, docentes y alumnos, forman una gran familia, abrió una segunda casa. Sólo le falta en la entrada un salón para tomar el té y las pastas, a las cinco, ¡por supuesto!

Empezaron la aventura poco más de cien argonautas en busca del Santo Grial con forma de segundo idioma y hoy son más de trescientos, incluyendo a los que reciben sus clases online. España ampliada y tomada por las huestes inglesas, por los ‘Spurs’. Y todo ha sido una odisea. Los iniciáticos presenciales y aquellos primeros cuatro que se conectaron a través de internet atravesaron el Rubicón y volaron hacia Londinium en pos de cultura y saber. Britania al fin y al cabo no queda tan lejos.

El aval del certificado Cambridge cosido, enhebrado a las costuras de la academia, el equipo humano nativo, joven, con ganas de darlo todo, con deseos de mejorar lo ya mejorado, enseñar desde el juego, el divertimento y la empatía entre alumnos y profesores; enseñanza fresca, renovadora, lúdica, extensiva a los campus de verano donde entre juegos y chapuzones el inglés no deja de fluir.

Oliver James Gutridge es un espíritu libre; no es ni jefe, ni gerente, es compañero, amigo, un eslabón más de la cadena, un empedernido soñador, un pétreo y adnegado trabajador, ni rey ni peón, un alfil blanco dentro de un tablero multicultural y multidisciplinar. Desprende afabilidad, bondad, cierta timidez que sabe esconder con cierto aire de candidez. Siempre elegante en el vestir, de gestos y formas educadas, una persona que vale mucho la pena adentrarse a conocer.

Iván, Vega y Álex son felices en ENGLISH MADE EASY, y si ellos los son, nosotros, sus padres, también lo somos. ¡Follow me!, ¡sígueme! El encuentro entre la cultura latina y anglosajona está a punto de comenzar; es hora de aprender divirtiéndonos, menuda gozada.

Diego de Vicente Fuente

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