"La sangre une más que el vino"
6 septiembre, 2012

«La sangre une más que el vino»

Por redacción puntocomunica
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"La sangre une más que el vino"Londres, 06/09/2012
Cuando se trata de hacer vino, el viejo dicho de que «la sangre tira» ha demostrado ser correcto. En una cata a ciegas de 14.120 vinos durante los Decanter World Wine Awards de este año, la sólida cifra del 71% pertenecía a bodegas de propiedad familiar.

Sarah Kemp, directora editorial para Decanter Magazine explicó: «Hay un chiste que dice que ‘el 90% de las familias son disfuncionales, y el otro 10% lo niega’ por lo que me sorprende que el mundo del vino sea, en mayor medida, un asunto de familia«. Sin embargo, Sarah desecha la idea de que los mejores vinos solo puedan crearse en bodegas de propiedad familiar: «Las cooperativas y bodegas propiedad de corporaciones han inyectado una enorme energía para el mundo del vino y también pueden producir vinos de gran calidad«.

Decanter World Wine AwardsUna de las sorpresas de los DWWA 2012 fue que las bodegas de propiedad familiar no eran solo de Europa, sino también de Nueva Zelanda, Sudáfrica e incluso China.

Gustavo Bauzá, propietario de Bodegas Salentein en Mendoza, Argentina, fue el ganador de este año del Trofeo ‘Single-Varietal Red Under GBP10‘ por su Potillo Malbec 2011. «Algunos de mis primeros recuerdos son de jugar en las viñas«, dijo Gustavo. «He aprendido sobre el vino y su fabricación desde que era un niño. Conozco nuestra finca con gran detalle, cada sección, cada serie de vinos. No soy un vinicultor ambulante, que viaja de empleo a empleo en diferentes estados, aquí es donde siempre elaboraré mi vino«. Gustavo, que ha logrado muchas cualificaciones oficiales en vinicultura, incluyendo un MBA, es firme en que la atención al detalle es lo que diferencia un vino bueno de uno excelente.

En muchas de las bodegas los métodos de producción siguen siendo tradicionales, pero las generaciones más jóvenes ofrecen un pensamiento renovado sobre cómo asegurar que las viñas sean sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, al mismo tiempo que rentables. Después de todo, se necesitan 30 años antes de que una vid dé su fruta de más alta calidad. No las plantamos para nosotros, sino para nuestros hijos.

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