9 mayo, 2013

‘Un amigo así’, la historia de una amistad y sus grietas, de Editorial Planeta

Por redacción puntocomunica
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Martín Casariego ha escrito una maravillosa novela que se lee con el corazón en un puño

  • ¿La amistad lo puede todo? ¿Pueden los secretos acabar con ella?
  • En las peligrosas laderas del Montblanc dos amigos rendirán cuentas a su pasado

'Un amigo así', la historia de una amistad y sus grietas, de Editorial PlanetaMadrid, 09/05/2013
José y Lucas son dos amigos que llevan casi tres décadas escalando las montañas de medio mundo. Aunque su amistad parece inmune a todo, uno de ellos sabe que una fina grieta lleva años resquebrajándola. En una épica ascensión al Mont Blanc en la que el frío, la nieve, el viento y la naturaleza en su estado puro llevarán a los dos protagonistas al límite, descubrirán que siempre hay secretos inconfesables y deberán enfrentarse a sus fantasmas y miedos, pasados y futuros.

Su amistad había empezado en la montaña: allí José había contagiado a Lucas su pasión, y allí se había fortalecido. Ambos sentían que solamente en las alturas, confrontados con una naturaleza hostil y grandiosa, estaban a salvo de la mezquindad. Allí eran lo que eran; lo que podrían haber sido de no vivir en sociedad, de haber sido ingenuos salvajes.

El autor
Martín Casariego (Madrid, 1962) es licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Se dio a conocer con Qué te voy a contar (Premio Tigre Juan a la mejor opera prima 1989). En el ámbito editorial ha cultivado diversos géneros narrativos, desde la novela hasta el ensayo, pasando por el relato o la literatura juvenil. De entre sus novelas también podrían destacarse: Mi precio es ninguno (1996), La hija del coronel (Premio de Novela Ateneo de Sevilla, 1997), La primavera corta, el largo invierno (1999), o La jauría y la niebla (II Premio Logroño de Novela, 2008). De sus novelas juveniles podrían señalarse títulos como Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero (1995), Qué poca prisa se da el amor (1997), Dos en una (2002), o Por el camino de Ulectra (IV Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, 2007)

Casariego es también merecidamente reconocido por su labor como guionista de cine. Es autor de guiones (siempre en colaboración) como los de Amo tu cama rica (1991), La Fuente Amarilla (1999), Días azules (2006), o la adaptación de su novela Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero (estrenada en 2001). Ha colaborado con artículos, columnas y relatos en medios de prensa como Diario 16, El Mundo, ABC y Público. También ha sido profesor de guión cinematográfico en la escuela de creación literaria Hotel Kafka. Un amigo así es su última novela.

La novela
Tras un cuarto de siglo haciendo escalada juntos, José y Lucas deciden volver a reunirse unas frías vacaciones de Navidad para celebrar sus cincuenta años volviendo a subir al Mont Blanc, la mítica cumbre donde nació el alpinismo. Crampones, cuerda, guantes, piolet, anclaje, tienda, plumas, gorro o mochila son términos que se han hecho habituales en sus vidas, al igual que nieve, cuatromiles, frío, arista, hielo, risco o grieta. Una pasión que les ha unido y que les sigue manteniendo ávidos de aventura. Chamonix les recibe impasible en su alto trono blanco donde se aúnan soledad, belleza y peligro, pero lo hace como un escenario agreste donde se adivina la tragedia, la oscura fatalidad.

Su amistad había empezado en la montaña: allí José había contagiado a Lucas su pasión, y allí se había fortalecido”.

Aunque separados en la distancia, y a veces influidos por opiniones dañosas de gente muy cercana, los amigos habían sabido sobreponerse y cultivar una relación que se mantenía firme a lo largo del tiempo, como las grandes cordilleras. Sin embargo, José desconoce el secreto guardado por Lucas, que puede acabar resquebrajando esa sólida amistad. En las peligrosas laderas del Mont Blanc, en una situación límite donde la naturaleza libera sus fuerzas más extremas, los dos amigos tendrán que rendir cuentas con el pasado que ahora se presenta a modo de gran losa de la que tienen que desprenderse. Como las cosas nunca comentadas, o como los verbos que no se llegan a conjugar, existen evidencias que aparentan no hacerse reales hasta que no se deciden enfrentar… hasta que llegan momentos donde hablar del tema ya se convierte en algo inevitable.

Ambos sentían que solamente en las alturas, confrontados con una naturaleza hostil y grandiosa, estaban a salvo de la mezquindad. Allí eran lo que eran; lo que podrían haber sido de no vivir en sociedad, de haber sido ingenuos salvajes”.

Una voz narradora muy cercana a los dos amigos, pero que no terminará de identificarse hasta el final de la novela, irá abriendo camino a una historia plagada de recuerdos, de referencias a célebres montañeros y escritores, de sentimientos y de verdades ocultas que pugnan por salir pero que parecen quedarse atoradas, impotentes, congeladas como si una ráfaga de viento glacial les impidiera convertirse en palabras.

¿Qué buscaban en sus ascensiones? ¿La paz? ¿Algo abstracto o algo que se pudiera palpar con las manos? ¿Una aproximación al silencio? Y también los olores, el de las rocas, el de la tierra, el del aire fresco y puro… Incluso el de la nieve”.

La tormenta que les impide avanzar y un funesto percance no previsto, les someterá a una tensión física y mental que allí, cobijados en una tienda amenazada por la nieve, parece obligar a Lucas a sincerarse con su amigo, a liberar aquel secreto que cada vez se le hace más duro. Sin embargo, cuando las posibilidades de rescate son nulas, y lo único que puede hacer por mantener despierto a José es leerle el periódico del día anterior, el tiempo se ralentiza hasta extremos que pueden ser verdaderamente agobiantes. El ascenso que se planteaba como liberación se convierte en una duro trayecto de ida, sin vuelta atrás.

“Prensa y montañismo se habían desarrollado de modo paralelo, tímidamente en el siglo XVIII, con mucho empuje en el XIX y con imparable fuerza en el XX, y eran muestra del apogeo de la civilización occidental. Y por ello, de la misma manera que adoraba las montañas y lo que representaban, José consideraba que un periódico era casi un objeto sagrado”.

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